Resumen
En unas palabras fechadas el 13 de noviembre de 1925, dirigidas a Witold Hulewicz, traductor al polaco de las Elegías de Duino, Rainer Maria Rilke escribe: “Para el ángel de las Elegías todas las torres y palacios del pasado son existentes, porque hace mucho que son invisibles, y las torres que aún subsisten, de nuestra existencia, ya son invisibles, aunque todavía perduren corporalmente (para nosotros). El ángel de las Elegías es ese ser que garantiza el reconocer en lo invisible un rango más alto de la realidad”.1 La tarea consiste en ampliar el horizonte de lo visible hasta atisbar entre sus vísceras abiertas el halo de otras realidades, como el adivino escruta el futuro en el palpitante corazón del animal sacrificado. En esta visión convergen en nuestro présente los hechos del pasado, con los de las generaciones futuras. Pero sólo llegamos a dar este paso investigando en lo visible, en lo familiar, en lo cercano, en los objetos que con su proximidad nos tranquilizan.
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Notas
Rainer María Rilke: Elegias de Duino (Duineser Elegien, 1923). Introducción y traductión de José María Valverde. Editorial Lumen, Barcelona, 1980, p. 23.
Op. cit., p. 22.
Ludwig Wittgenstein (Viena, 1889 — Cambridge, 29 de abril de 1951). Para otros aspectos de su vida y escritos puede consultarse la obra de Ray Monk: Ludwig Wittgenstein. El deber de un genio. (Ludwig Wittgenstein. The Duty of Genius, 1990). Traducción de Damián Alou. Segunda editión Editorial Anagrama, Barcelona, 1997.
Giovanni Reale y Dario Antiseri: Historia del pensamiento filosófico y científico. (Il pensiero occidentale dalle origini ad oggi. 1984) Tomo tercero, Del Romanticismo hasta hoy. Barcelona. Editorial Herder, 1988, p. 585.
Ciclo de seis conferencias que tiene lugar durante el año académico en la Universidad de Harvard, Cambridge, Massachusetts.
Italo Calvino: Seis propuestas para el próximo milenio. (Six Memos for the Next Millennium) Editorial Siruela, Madrid, 1994.
Op. cit., p. 107. Cfr. Asimismo Pedro Azara: Imagen de lo Invisible. Editorial Anagrama, Barcelona, 1992.
Fernando Pessoa: Sobre literatura y arte. Traducción de Nicolas Extremera Tapia, Enrique Nogueras Valdivieso y Llüisa Trias i Folch. Alianza Editorial, Madrid, 1987, pp. 306–307.
Miguel de Cervantes Saavedra: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Primera parte. Editión crítica y comentario de Vicente Gaos. Editorial Gredos, Madrid, 1987, p. 130.
Para Cervantes, el Amadís de Gaula (1496) es el “primer” libro de caballerías. Es el primero impreso en castellano, si tenemos en cuenta que Cervantes parece desconocer la editión catalana del Tirant lo Blanch (1490), que no se tradujo hasta 1511.
Op. cit., p. 137.
Op. cit., p. 152.
Op. cit., p. 32.
Mustafá El-Abbadi: La antigua Biblioteca de Alejandría. Vida y destino. (Life and fate of the ancient Library of Alexandria, 1990). Unesco y Amigos de la Biblioteca de Alejandria, Madrid, 1994.
Anónimo (Longino): Sobre lo sublime. Texto, Introducción, Traducción y Notas de José Alsina Clota. Erasmo, textos bilingües. Editorial Boch, Barcelona, 1985.
La biblioteca de Alejandria, aunque ejecutada por los Ptlomeos, tiene su origen en la capsa que Alejandro llevaba siempre consigo y depositaba junto a su espada, tanto bajo la cama real como bajo el catre de campaña. En este cofre Alejandro llevaba siempre un ejemplar de la Ilíada. A este suceso hace referencia Cervantes, cuando quiere que el Palmerín de Inglaterra, “se guarde y se conserve como a cosa única y se haga para ello otra caja como la que halló Alejandro en los despojos de Darío, que la disputé para guardar en ella las obras del poeta Homero” (Op cit. p. 138). La noticia, como cuenta Vicente Gaos, es referida por Plinio el Viejo en su Historia Natural, libro VII, y por Plutarco en su Vida de Alejandro, según el cual “al hallarse entre los restos del rey Darío una caja riquísima, guarnecida de oro y piedras preciosas, la destinó para guardar en ella la Ilíada, obra tan admirada por Alejandro Magno que solía tenerla junto con su espada bajo la cabecera de su lecho”. (Ibid., Nota 105c).
El culto a las Musas, procedía probablemente de Tracia. Su numéro quedó reducido a nueve, Calíope, musa de los Cantos Heroicos; Clio, de los hés y la Historia; Euterpe, de la Mú Thalía, de la Comedia; Melpóla Tragedia; Tersí la Danza; Urania, de la Astronomía; Erato, del Amor y Polymnia, de la Poesía Lírica y los cantos sagrados.
Luciano Berriatúa: Los proverbios chinos de F.W. Murnau. I tomo: Etapa alemana; II tomo: Etapa americana. Filmoteca Españtituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, Madrid, 1990.
Wir schaufeln ein Grab in den Lüften da liegt man nicht eng … (Excavamos una tumba en los aires allí no se estáo. Tr: de Félix Duque) “Todesfuge”, (Fuga de muerte), pertenece a Mohn und Gedächtnis (Amapola y memoria), 1952. Las cenizas suben y allí acaba el haci-namiento de los cuerpos, en la limpidez del cielo.
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Flores, A.M. (2002). Las Bibliotecas Invisibles. In: Tymieniecka, AT. (eds) The Visible and the Invisible in the Interplay between Philosophy, Literature and Reality. Analecta Husserliana, vol 75. Springer, Dordrecht. https://doi.org/10.1007/978-94-010-0485-5_17
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