Resumen
Aristóteles enumera las partes o componentes de la tragedia según un orden, es decir: de lo más extemo (espectáculo) a lo más interno (argumento), de la imitación a través de lo visual (espectáculo ὄψις), pasando por la imitación a través de la música (canto μελοποιία), hasta la imitación a través de la voz en su aspecto de significante y en su aspecto de significado (λέξις, διάνοια, ἤθη y μῦθος, dicción, designio, caracteres y argumenta)1. Es del todo evidente que de las seis partes de la tragedia Aristóteles puso mayor énfasis en el trio argumento- caracteres- intriga, y en menor medida en las restantes partes, es decir, ὄψις, μελοποιία y λέξις, aunque de estas últimas es a la λέξις2 a la que dedica especial atención. Tanto la ὄψις como el μέλος son las partes que para nosotros están perdidas irremisiblemente. Así, nos vemos obligados a valorar las obras según la propia proposición de Aristóteles, es decir, basándonos sólo en los textos en que de alguna forma sobreviven, casi íntegras, las cuatro restantes partes de la tragedia, μῦθος, argumento, ἦθος, carácter(es), διάνοια, designio, intenciones de los personajes y la λέξις, lenguaje. En cuanto a la opsis3, parece que el término se usa con doble sentido. El primero que es más general abarca el resuitado conjunto de la realización escénica de una tragedia desde el punto de vista de la percepción visual. En el segundo, que es más especial, Aristóteles sitúa la opsis jerárquicamente en un nivel inferior, dado que la hace depender más de la habilidad del σκευοποιός (Po. 1450b 19–20)4 que de la habilidad creativa del poeta.
Nuestro agradecimiento a la ayuda de la DGICYT, proyecto PB 96–1268.
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Notas
A. López Eire, “La lexis de la tragedia según la Poética de Aristóteles”, en Helmantica Thessauremata Philologica Josepho Orozio Oblata, Salamanca 1993, pp. 91–131, cf. 95.
A. López Eire, op. cit., cf. pp. 96 ss.
Aristóteles, Poética, 1449b 31ss. ‘Επϵί δϵ̀ πράττοντϵς ποιου̑νται τὴν μίμησιν, πρω̑τον μϵ̀ν ϵ̀ξ ὰνάγκης ἂν ϵἴη τι μόριον τραγῳδίας ό τη̑ς ὄψϵως κόσμος… y 1450 b 18 ss. … οὶκϵι̂ον καὶ ἄνϵυ ἀγω̑νος καὶ ύποκριτω̑ν ϵ̀στιν.
P. Arnott, Greek Scenic Conventions in the Fifth Century B.C., Oxford 1962, p. 109.
Aristot. Po. 1455a 22. Texto, Introduction, Traducción y Notas de José Alsina Clota, Barcelona 1996.
En términos idénticos se expresa I. Μπάρμπας (I. Barbas) en su estudio Σκηνική παρουσία των ύπηρϵτικων προσώπων στὴν Αρχαία Ελληνικη Τραγωδία, Θϵσσαλονίκη 1984, que versa sobre la presencia en escena de los personajes de la servidumbre en la tragedia griega. Barbas (cf. pp. 11–12), aunque no llega a hacer hincapié expresamente sobre la opsis, sin embargo, deja entrever que con el término presencia en escena se refiere a la presencia en ésta de dichos personajes no sólo como factores de la actión dramâtica, sino también como personajes que tienen su propia personalidad. Estos personajes de la servidumbre, al ser partícipes de una representatión teatral, manifiestan una doble presencia: interna y externa. Desde el punto de vista externo se estudia el lugar de la acción dramâtica, la manera como se mueven, hablan y gesticulan, así como su edad, sexo, indumentaria (vestuario) y las máscaras. Desde el punto de vista interno se estudia el grado de su participatión en la acción dramâtica, las consecuencias de dicha participación tanto para ellos mismos como para sus amos, así como para el desarrollo del mito, su situación y origen social, etc. También vid. Λιγνάδης, Τ., “Προβληματισμοί καί σύγχρονϵς παραστάσϵıς του̑ ὰρχαίου δράματος” ϵν Διϵθνής Συνάντηση Αρχαίου Ελληνικου̑ Δράματος., Δϵλφοί, 4-2 Iουνίου1985, ’Αθήνα 1987, pp. 191–201, cf. 198. Las mismas propuestas de Lignadis, ahora más detalladas en Το ζώον και το τϵ́ρας. Ποιητική και υποκριτική λϵıτουργία του ’Αρχαίου Ελληνικου Δράματος, ’Αθήνα 1988, pp. 127–163; del mismo “Ἡ Ποιητική του̑ ’Αριστοτϵ́λη καί τά προβλήματα του̂ σύγχρονου θϵάτρους ϵν Θϵατρολογικά І, ’Αθήνα 1990, pp. 109–124. En el mismo sentido se expresan L. Faggi, “Leggere e visualizzare”, Dioniso 63, 1993, pp. 25–34, cf. p. 25 y G. Monaco, “La scena allargata”, Dioniso 53, 1982, pp. 5–18, cf. 5.
O. Taplin, Greek Tragedy in Action, London 1978, si bien en el presente trabajo nos vimos obligados por razones ajenas a nuestra voluntad a manejar la versión griega, H Αρχαία Ελληνική Τραγωδία σϵ Σκηνική Παρουσίαση, (Μ€τάφραση-Σχόλια-Ελληνική Βιβλιογραφία Βασίλη Δ. Ασημολύτη, Αθήνα 1988, pp. 29–30; véase, también del mismo autor, The Stagecraft of Aeschylus, Oxford 1977, especialmente pp. 39–49 y pp. 477–479.
Casi lo mismo propone N. Χουρμουζιάδης, Όροι και μϵτασχηματισμοί στην Αρχαία Ελληνική Τραγωδία, Αθήνα 1991, pp. 117–175, donde dedica todo un capítulo interesantisimo y de excelente exposiciön sobre la opsis.
Cf. Lignadis, 1987, p. 198 y cf. Arnott, p. 109.
Es una sugerencia que nos la ofrece P. Walcot, Greek Drama in its Theatrical and Social Context, Cardiff 1976, cf. p. 7.
P. Walcot, op. cit., cf. pp. 23–43.
T. Lignadis, 1988, cf. pp. 14–146.
En cuanto al sitio exacto en que se encuentran el Pedagogo y Antígona, véase T. B. L. Webster, Greek Theatre Production, London 1956, p. 12; P. Arnott, cf. p. 42; N. Hourmouziades, Production and Imagination in Euripides, Athens 1965, pp. 31 ss.
Pickard-Cambridge, The Theatre of Dionysus in Athens, Oxford, 1973, pp. 52 ss. y I. Barbas, op. cit., p. 95.
Este segunda opinión la sostiene T. B. L. Webster, Greek Theatre … op. cit., pp. 28 ss. Para el vestuario vid. Pickard-Cambridge, The Dramatic festivals of Athens, pp. 190–196 y pp. 203–204, B.C. Baldry, To τραγικό Θϵ̀ατρο στήν Ἀρχαία Ἐλλάδα, Ἀθήνα 1981, pp. 87–89.
T. Lignadis, 1988, cf. pp. 148 ss.
A. López Eire, cf. p. 95.
Po. 1450 b 31.
Hermann Koller, Musik und Dichtung im alten Griechenland, Bern 1963, cf. “Tragödie und Komödie”, pp. 165 ss.
¿Aquí el Estagirita se refiere a un hecho concreto de su época o es que Aristóteles alude a las monstruosidades de Esquilo? En Vita Aeschyli 7 leemos: ταı̑ς γὰρ ἄψϵσι και τοι̑ς μύθοις πρὸς ϵ̓́κληξιν Τϵρατώδη μα̑λλον ἢ πρὸς ὰπὰτην κϵ́χρηται.
Compârese con el teatro isabelino, en el que son habituales este tipo de escenas violentas o, como mínimo, altamente desagradables para con la sensibilidad de la mayoría de espectadores.
Una amplia exposición sobre ese tema nos la ofrece G. F. Else, Aristotle’s Poetics: The Argumentum, Leiden 1957, cf. p. 108 y nota 3. Véase también Lucas, D. W., Aristotle Poetics, Oxford 19681 reimp. 1983, p. 150 y R. Dupont-Roc et Jean Lallot, Aristote. La Poétique, Paris, pp. 252–253.
T. Lignadis, 1988, cf. pp. 156–158.
Ibidem.
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Kanaris de Juan, A. (2000). Reflexiones sobre la opsis aristotélica. In: Morenilla, C., Zimmermann, B. (eds) Das Tragische. J.B. Metzler, Stuttgart. https://doi.org/10.1007/978-3-476-02694-1_6
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